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Manifestaciones de intolerancia a la lactosa en niños y su impacto

Intolerancia a la lactosa en niños

La intolerancia a la lactosa en niños es un problema de salud cada vez más común que afecta a muchas familias. Aunque a primera vista puede parecer un problema digestivo banal, este trastorno tiene impactos más profundos en la salud del niño y en la vida diaria de la familia. En este artículo explicaremos en detalle qué implica la intolerancia a la lactosa en niños, por qué es importante abordarla y cómo proceder si se enfrenta a este problema.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa y cómo se desarrolla?

La lactosa, también conocida como azúcar de la leche, es un componente natural de la leche y los productos lácteos. Para poder digerirla, el cuerpo necesita la enzima lactasa, que la descompone en azúcares más simples que el cuerpo puede usar como fuente de energía. Sin embargo, en los niños con intolerancia a la lactosa, la producción de esta enzima es insuficiente o está completamente ausente. Como resultado, la lactosa permanece sin digerir en el tracto digestivo, lo que lleva a síntomas incómodos.

Las causas de la intolerancia a la lactosa en niños pueden ser variadas. En algunos niños, se trata de una predisposición genética, donde con el tiempo el cuerpo reduce gradualmente la producción de lactasa. Otros niños pueden sufrir intolerancia temporal a la lactosa debido a una infección intestinal u otro problema de salud que ha afectado su sistema digestivo. En casos más raros, la intolerancia a la lactosa en niños puede ser congénita, lo que significa que el problema existe desde el nacimiento.


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¿Cómo reconocer la intolerancia a la lactosa en niños?

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa en niños a menudo se confunden con problemas digestivos comunes. Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Hinching y flatulencia – El niño puede quejarse de sensación de plenitud o incomodidad en el abdomen.
  • Diarrea – Las heces pueden ser líquidas y ácidas, lo que causa irritación en la piel alrededor del ano.
  • Dolores abdominales – Los calambres en el abdomen que aparecen poco después de consumir productos lácteos son un síntoma típico de esta intolerancia.
  • Náuseas y vómitos – En algunos niños, el consumo de productos lácteos puede causar sensación de náuseas o incluso vómitos.

Estos síntomas generalmente aparecen poco después de consumir alimentos que contienen lactosa. Si se repiten y afectan negativamente la calidad de vida del niño, es importante buscar la causa y considerar el diagnóstico de intolerancia a la lactosa.

¿Por qué es importante tratar la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa no tratada en niños puede tener consecuencias a largo plazo. La salud de los huesos y dientes puede estar en riesgo debido a la ingesta insuficiente de calcio y vitamina D, que se encuentran comúnmente en los productos lácteos. Los problemas digestivos crónicos también pueden afectar negativamente el bienestar general del niño, su crecimiento y desarrollo.

También es importante el aspecto psicológico. Los niños con este trastorno pueden experimentar frustración si no pueden comer los mismos alimentos que sus compañeros. Esto puede afectar su autoestima y el deseo de participar en actividades sociales, como celebraciones de cumpleaños, donde a menudo se sirven productos lácteos.

Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa en niños

Ante la sospecha de intolerancia a la lactosa en un niño, el primer paso es visitar al pediatra. El médico puede recomendar varios métodos de diagnóstico, como la dieta de eliminación, donde se eliminan del menú del niño todos los alimentos que contienen lactosa por un tiempo determinado. Si los síntomas mejoran, es probable que la causa de las molestias sea la lactosa.

Otra opción es realizar una prueba de tolerancia a la lactosa, en la que el niño bebe una solución con lactosa y luego se mide el nivel de azúcar en sangre. Si no hay un aumento esperado en el nivel de azúcar, se diagnostica la intolerancia a la lactosa. Los métodos de diagnóstico modernos también incluyen pruebas de aliento, que analizan la cantidad de hidrógeno en el aire exhalado.


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Opciones de tratamiento y adaptación dietética

Si se confirma la intolerancia a la lactosa en un niño, no hay razón para entrar en pánico. El mercado actual ofrece una amplia gama de alternativas y productos sin lactosa que permiten mantener una dieta variada y nutritiva.

  • Productos sin lactosa – Leches, quesos, yogures y otros productos lácteos sin lactosa están disponibles en los supermercados.
  • Alternativas vegetales – Bebidas y productos a base de almendras, soja, avena o coco son excelentes sustitutos y a menudo contienen calcio añadido.
  • Suplementos enzimáticos – Algunos niños pueden tomar suplementos con la enzima lactasa, que ayudan a descomponer la lactosa durante el consumo de productos lácteos. Estos suplementos deben ser administrados tras la consulta con un médico.

¿Cómo apoyar el desarrollo saludable del niño?

Incluso con intolerancia a la lactosa, es posible asegurar la ingesta suficiente de nutrientes importantes para el crecimiento y desarrollo. Los padres deben asegurarse de que el niño tenga una dieta variada que incluya alimentos ricos en calcio, como brócoli, espinacas, tofu o pescado con espinas comestibles (como las sardinas). En algunos casos, el médico puede recomendar suplementos de calcio y vitamina D.


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También es importante educar al niño. Los niños mayores deben saber qué alimentos contienen lactosa y cómo leer las etiquetas para poder tomar decisiones informadas y evitar problemas digestivos.

La intolerancia a la lactosa en niños puede ser estresante al principio, pero con el enfoque adecuado y la adaptación de la dieta, es posible manejar este problema con éxito. La clave es un diagnóstico temprano, la modificación del menú y garantizar la ingesta adecuada de nutrientes clave. Los padres deben estar atentos a las necesidades de su hijo y no dudar en buscar ayuda profesional si tienen dudas. Gracias a estos pasos, los niños con intolerancia a la lactosa pueden llevar una vida plena sin restricciones innecesarias.

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