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Efectos secundarios de la amapola y por qué deberías tomarlos en serio

Lo que debe saber sobre la amapola y sus posibles efectos secundarios

En la cocina checa, la amapola tiene su lugar fijo, desde los tradicionales bollos hasta los pasteles de amapola y los platos navideños de Nochebuena. Su sabor dulce y a nuez puede realzar incluso el plato más sencillo. Además, a menudo se destaca su valor nutricional: su alto contenido de calcio, magnesio y grasas saludables lo convierten en un componente atractivo en la dieta. Pero, como suele suceder, incluso con los alimentos que consideramos saludables, es importante conocer su lado menos favorable. Los efectos secundarios de la amapola no son solo un concepto abstracto: para ciertos grupos de personas pueden representar un riesgo real.


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¿De dónde provienen las preocupaciones sobre la amapola?

La amapola (Papaver somniferum) es una planta con una larga historia de uso, no solo en la gastronomía, sino también en la medicina. De la amapola se obtienen los alcaloides opiáceos, sustancias que tienen efectos potentes en el organismo humano. Aunque la amapola alimentaria disponible contiene solo cantidades mínimas de estos compuestos, todavía se discute sobre qué cantidad es segura y para quién.

Especialmente problemática puede ser la presencia de alcaloides morfínicos, como la morfina, codeína o tebaina. Estas sustancias se encuentran principalmente en las cápsulas de amapola inmaduras, pero debido a un procesamiento inadecuado, pueden llegar a la amapola alimentaria. Es importante señalar que la mayoría de la amapola en el mercado es segura y pasa por controles rigurosos, pero el nivel de estas sustancias puede variar según el origen y el método de procesamiento.

En 2019, el Instituto Nacional de Salud checo advirtió sobre este problema, recomendando precaución especialmente para niños pequeños, mujeres embarazadas y personas sensibles a las sustancias opiáceas. Al mismo tiempo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció límites para la ingesta diaria máxima de morfina de los alimentos en 10 microgramos por kilogramo de peso corporal.

¿Quién debería tener cuidado con la amapola?

Mientras que la mayoría de los adultos pueden disfrutar de un trozo de pastel de amapola sin preocupaciones, existen ciertos grupos de personas para quienes incluso una porción aparentemente inofensiva puede representar un problema potencial. Por ejemplo, los niños pequeños: su organismo, especialmente su sistema nervioso, es mucho más sensible y susceptible a reaccionar a sustancias que no afectarían a un adulto. Una dosis mayor de amapola podría causarles somnolencia, irritación estomacal o respiración lenta, algo que no querría enfrentar en un día familiar común.

Se recomienda precaución también para mujeres embarazadas y lactantes: aunque no existen pruebas claras de riesgo directo, todavía se sugiere limitar la ingesta de amapola debido a las posibles cantidades mínimas de sustancias opiáceas que podrían, hipotéticamente, afectar el desarrollo del bebé. No se puede afirmar con certeza, pero definitivamente no está de más ser cauteloso. Similar precaución debería adoptar quienes toman medicamentos dirigidos al sistema nervioso, ya que la combinación de estos medicamentos con los opiáceos presentes en la amapola puede intensificar sus efectos y llevar a una sedación no deseada.

Y hay otra categoría que a menudo se olvida: los conductores o personas en profesiones donde la vigilancia total es crucial. En raras ocasiones, puede suceder que después de consumir una cantidad mayor de amapola, se obtenga un resultado falso positivo en una prueba de opiáceos, por ejemplo, en un control de carretera o en una prueba laboral, y esa no es la situación que uno querría explicar a la policía o al jefe.

Uno de los casos más conocidos es el de una mujer estadounidense que fue erróneamente sospechada de consumir drogas después de dar a luz, ya que la prueba de opiáceos resultó positiva debido a un desayuno que contenía panecillos de amapola. Aunque fue una situación extrema, muestra cuán delgada puede ser la línea entre un alimento "inofensivo" y un efecto no deseado.

Efectos secundarios de la amapola

Además de la posible presencia de alcaloides opiáceos, existen otros efectos secundarios de la amapola que no debemos olvidar. Aunque son raros, pueden manifestarse en ciertas situaciones incluso con el consumo habitual.

Por ejemplo, una reacción alérgica a la amapola no es común, pero ciertamente no está descartada. Las personas con alergias alimentarias a nueces o semillas pueden experimentar picazón en la boca, erupciones o incluso anafilaxia tras consumir amapola. Si sospecha una alergia, es recomendable consultar con un alergólogo y evitar el consumo de amapola hasta aclarar la situación.

Otro factor es el alto contenido de grasas, aunque principalmente se trata de ácidos grasos insaturados saludables. En personas con enfermedades de la vesícula biliar o el páncreas, el consumo excesivo de amapola puede sobrecargar el sistema digestivo y causar náuseas, flatulencias o diarrea.

No debemos olvidar que la amapola contiene una gran cantidad de fibra, que aunque generalmente es beneficiosa, en exceso puede llevar a hinchazón o estreñimiento, especialmente en personas con digestión sensible.

¿Cómo minimizar los riesgos y disfrutar de la amapola de manera segura?

La buena noticia es que la mayoría de los efectos negativos de la amapola están asociados con su consumo excesivo o con amapola mal procesada. Si sigue recetas habituales y utiliza ingredientes de calidad, el riesgo es mínimo. Sin embargo, es útil conocer algunas reglas simples que pueden ayudar:

  1. Compre amapola de fuentes verificadas: idealmente de granjas checas o europeas que cumplan con los límites para el contenido de alcaloides. Evite productos de origen dudoso de tiendas en línea desconocidas.
  2. Lave la amapola antes de procesarla: enjuagándola con agua caliente puede ayudar a reducir el contenido de algunas sustancias superficiales que contienen alcaloides.
  3. Use amapola recién molida: la oxidación de las grasas en la amapola causa rancidez y pérdida de sabor y valor nutricional. La amapola molida también es más propensa a los hongos.
  4. Preste atención a la cantidad: incluso los alimentos saludables deben consumirse con moderación. Una porción de pastel de amapola varias veces al mes es segura, pero el consumo diario de grandes cantidades puede ser riesgoso.
  5. Cuide la combinación con otros alimentos: si tiene un estómago sensible, combine la amapola con ingredientes de fácil digestión y evite grasas o azúcares pesados.

Un ejemplo interesante en la práctica es la experiencia de una guardería que dejó de servir bollos de amapola después de que varios niños reaccionaron con cansancio y malestar. Aunque no se demostró una conexión directa, la dirección de la guardería decidió ser cautelosa y sustituyó la amapola por otras semillas, como girasol o sésamo. Esta historia muestra que, incluso con buenas intenciones, es apropiado observar las reacciones de los niños y ajustar el menú si es necesario.

¿La amapola como superalimento? Sí, pero con sensatez

Es evidente que la amapola no solo es un delicioso complemento para pasteles o pastas, sino también un alimento complejo con un perfil nutricional variado. Contiene hasta 1400 mg de calcio por cada 100 gramos, lo que es varias veces más que la mayoría de los productos lácteos. Además, encontramos hierro, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B en ella. Esto la convierte en una excelente opción para vegetarianos, veganos o personas con intolerancia a la lactosa.

Sin embargo, es importante percibir la amapola en un contexto más amplio. Al igual que con otros alimentos, la individualidad del organismo y la cantidad consumida son clave. La amapola puede ser una gran contribución para la salud, pero solo si sabemos cuándo y cómo incorporarla en nuestra dieta.

Como dice el conocido proverbio: "Todo con moderación". Y con la amapola, esto es doblemente cierto.

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