
Habas: un superalimento antiguo para la alimentación moderna

Habas - el superalimento antiguo que también pertenece a la mesa moderna
Cuando se dice habas, la mayoría de nosotros pensamos en la cocina tradicional checa: sopa de habas, ensalada, o incluso habas ácidas. Sin embargo, pocos asocian las legumbres con civilizaciones antiguas, a pesar de que las habas, también conocidas como habas comunes o vicia faba, son una de las especies de legumbres cultivadas más antiguas del mundo.
Estas frutas nutritivas y a la vez poco exigentes están volviendo a ganar protagonismo en los últimos años como parte de una dieta saludable y sostenible. Y no es de extrañar: la combinación de un alto contenido de proteínas, fibra, vitaminas y minerales las convierte en una buena opción no solo para vegetarianos y veganos, sino para cualquiera que busque comer de manera más variada y con consideración por el medio ambiente.
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¿De dónde provienen las habas y por qué debería interesarnos?
La historia de las habas se remonta a la Edad de Bronce. Los arqueólogos han encontrado sus rastros en antiguas tumbas egipcias y en los platos de griegos y romanos antiguos. También eran populares en el Medio Oriente y el Mediterráneo, donde aún hoy forman la base de algunos platos tradicionales. Su popularidad radica no solo en su disponibilidad y fácil almacenamiento, sino también en que pueden nutrir el cuerpo sin necesidad de carne.
Hoy en día, las habas todavía se cultivan comúnmente en Italia, Grecia o Egipto, pero gracias al creciente interés por la comida local y sostenible, cada vez aparecen más en tiendas de alimentos saludables checas o en mercados de agricultores. Se valoran por su sabor suave y dulce, que es una base universal tanto para platos salados como cremosos.
Una de las razones por las que los consumidores con conciencia ecológica están comenzando a interesarse por ellas es que el cultivo de habas no es exigente en agua ni en tierra, y a la vez enriquece el suelo con nitrógeno. Son, por tanto, una excelente alternativa a fuentes de proteínas menos sostenibles, como la carne o los productos de soja importados.
Habas en la cocina
Quizás se pregunte, ¿en qué se diferencian las habas de las que conocemos de la cocina checa? A diferencia de frijoles como pinto o kidney, las habas son más grandes, tienen una forma ligeramente aplanada y a menudo se venden secas y peladas. Su consistencia cremosa y sabor ligeramente a nuez las predestinan a ser la base de una variedad de platos, desde sopas y purés hasta ensaladas y hamburguesas.
Antes de cocinarlas, es necesario remojar las habas, idealmente durante la noche. Esto las ablanda y reduce el tiempo de cocción, que suele ser de unos 45 a 60 minutos. Después de cocinarlas, a menudo se les quita la piel, que puede ser dura y amarga, aunque en algunas variedades ya viene eliminada durante el procesamiento.
¿Y cuál es la receta de habas favorita que no debería faltar en su cocina? Basta con mirar la gastronomía griega. El tradicional "fava" griego es en realidad un puré suave de habas, sazonado con aceite de oliva, jugo de limón y acompañado de cebolla o alcaparras. Se sirve como aperitivo con pan pita o como guarnición para otros platos. Lo apreciará especialmente en los meses de verano, cuando los platos refrescantes y ligeros ganan sobre los más pesados.
Si busca inspiración para otros usos, las habas pueden ser una excelente base para:
- Ensaladas – mezcladas con verduras frescas, ajo y hierbas
- Sopas – deliciosas con tomates, zanahorias y mejorana
- Hamburguesas de legumbres – en combinación con pan rallado, ajo y especias
- Puré – similar al puré de patatas, pero con un mayor valor nutricional
Solo hace falta mirar las posibilidades de la cocina mediterránea: las habas se utilizan con la misma versatilidad que los garbanzos o las lentejas.
Una bomba nutricional escondida en una pequeña haba
No es solo el sabor y la versatilidad lo que hace de las habas un alimento tan especial. Desde el punto de vista nutricional, son un verdadero tesoro. Son ricas en proteínas vegetales, fibra, vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), hierro, magnesio y manganeso. También contienen muy poca grasa, lo que las convierte en una materia prima ideal para cualquiera que busque una dieta equilibrada.
Es interesante que las habas también contienen L-dopa, una forma natural de dopamina que se utiliza, por ejemplo, en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Aunque el consumo común no sustituye la medicación, esto resalta la riqueza de compuestos bioactivos en las habas.
Es bueno señalar, sin embargo, que para un porcentaje muy pequeño de la población, su consumo puede provocar una rara reacción genética llamada favismo, que está relacionada con la deficiencia del enzima G6PD. Esta condición es rara y afecta principalmente a personas de origen africano y mediterráneo.
En el contexto de la nutrición moderna, las estadísticas muestran que la mayoría de la población todavía consume menos fibra de la que debería. Y precisamente las legumbres, como las habas, son una excelente manera de compensar esta deficiencia. No solo ayudan con la digestión, sino que también regulan los niveles de azúcar en sangre y proporcionan una sensación de saciedad a largo plazo.
De la semilla a un estilo de vida sostenible
Vivimos en una era donde cada decisión en el plato afecta más que solo a nuestro cuerpo. La elección de alimentos impacta el planeta, las economías locales y el futuro de todos nosotros. Por eso, las habas se están convirtiendo en una opción cada vez más popular entre quienes buscan vivir conscientemente.
A diferencia de algunas otras legumbres, las habas prosperan en el clima templado de Europa Central, y por lo tanto, pueden ser cultivadas localmente sin necesidad de importaciones largas o tratamientos químicos. Esto es una ventaja no solo en términos de huella de carbono, sino también de frescura y calidad del producto.
Los agricultores aprecian que estas habas mejoran la calidad del suelo: al igual que otras plantas leguminosas, fijan el nitrógeno del aire y enriquecen el suelo para otros cultivos. Además, es un cultivo resistente que tolera bien condiciones menos favorables. Para la agricultura ecológica, es por tanto un socio ideal.
Quizás por eso han comenzado a aparecer en los últimos años en tiendas de productos biológicos checas o en huertos comunitarios. La simplicidad de su preparación, su valor nutritivo y su sabor natural las convierten en un excelente complemento tanto para cocineros principiantes como para amantes experimentados de la comida saludable.
Y como dice el conocido chef griego Giorgos Tsoulis: "Fava no es solo comida, es una forma de saborear el pasado mientras se piensa en el futuro."
Así que, ya sea que busque una nueva manera de enriquecer su dieta o intente vivir de manera más respetuosa con el planeta, las habas pueden ser justo lo que busca. Solo por su sabor, vale la pena darles una oportunidad.