
Viajar con un bebé no solo es un desafío, sino también una oportunidad para descubrir el mundo.

Viajar con un bebé suele ser un desafío para muchos padres, pero también una experiencia inolvidable. Ya sea la primera visita a los abuelos, un viaje corto en coche o un viaje más largo al extranjero, las preguntas, preocupaciones y expectativas a menudo se multiplican. ¿Es razonable viajar con un recién nacido? ¿Qué tan difícil es viajar con un bebé durante la cuarentena? ¿Y qué pasa si se planea un vuelo en avión?
Las experiencias de muchos padres y las recomendaciones de los pediatras muestran que viajar con un niño pequeño no solo es posible, sino que a menudo es más fácil de lo que muchos piensan. Sin embargo, es importante estar bien preparado para el viaje, conocer los límites de su hijo y los suyos propios y saber qué esperar.
¿Cuándo es el momento adecuado para viajar con un recién nacido?
Una de las preguntas más frecuentes es: "¿Es seguro viajar con un bebé justo después del parto?" Durante la cuarentena, el cuerpo de la madre atraviesa cambios físicos y psicológicos significativos, y al mismo tiempo, es un período en el que se construye una relación cercana entre el niño y los padres. Viajar con un bebé durante la cuarentena no está prohibido, pero es recomendable considerarlo bien.
Si el parto es sin complicaciones y el niño está sano, los médicos generalmente no tienen objeciones importantes a los viajes cortos. Por el contrario, los traslados largos, especialmente los internacionales, es mejor posponerlos. La razón no es solo el mayor riesgo de infecciones, sino también la imprevisibilidad del período neonatal. Cada niño es diferente: algunos son tranquilos y duermen la mayor parte del día, otros sufren de cólicos o tienen problemas para amamantar. Considere cómo se siente usted y su bebé, y no se guíe solo por el tiempo "óptimo".
Por ejemplo, la madre Tereza de Brno decidió viajar con su hija de dos semanas a una cabaña a dos horas en coche. "Estaba nerviosa, pero fue mejor de lo que esperaba. Teníamos todo lo importante con nosotros y mi hija durmió todo el camino," describe. La clave, según ella, fue una preparación cuidadosa: suficientes pañales, una manta favorita y, sobre todo, tranquilidad.
Viajar en coche
Viajar con un bebé en coche es una de las formas más prácticas de traslado, especialmente a través de la República Checa o dentro de Europa. Ofrece flexibilidad: puede detenerse en cualquier momento, ajustar la ruta y llevar todo lo necesario. Sin embargo, también tiene sus desafíos.
La base es una silla de coche de calidad que cumpla con las normas de seguridad actuales. Los recién nacidos deben ser transportados en una llamada "huevito", que mantiene su cuerpo en una posición que minimiza el riesgo de lesiones. Sin embargo, la duración del viaje ininterrumpido no debe exceder de 1,5 a 2 horas. La columna vertebral del bebé aún se está desarrollando y sentarse durante largos períodos puede ser perjudicial.
En los días calurosos, tenga cuidado con el sobrecalentamiento. Ventanas tintadas, viseras o el aire acondicionado ajustado a una temperatura moderada pueden ayudar significativamente. Nunca deje al niño solo en el coche, ni siquiera por unos minutos.
Si planea un viaje más largo, vale la pena planificar la ruta con paradas regulares. Aproveche las paradas no solo para amamantar o alimentar, sino también para estirarse y descansar un momento fuera del vehículo. Y no olvide tener a mano el equipo práctico: almohadilla para cambiar pañales, toallitas húmedas, ropa de repuesto y todo lo que le brinde una sensación de seguridad.
Viajar en avión
Viajar con un bebé en avión suele ser temido principalmente por la presión en los oídos, el estrés del entorno desconocido y las opciones limitadas de movimiento. Sin embargo, miles de padres se embarcan todos los días en un avión con un niño pequeño, y la mayoría lo logra sin problemas.
La mayoría de las aerolíneas permiten viajar con un recién nacido a partir de los siete días de edad, aunque se recomienda esperar al menos seis semanas. Los niños menores de dos años generalmente tienen derecho a viajar gratis en el regazo de un adulto, pero puede pagar por un asiento propio si desea mayor comodidad y seguridad (por ejemplo, con una silla de coche portátil aprobada para vuelo).
Durante el despegue y el aterrizaje, ayuda al bebé succionar: la lactancia, el biberón o el chupete facilitan la compensación de la presión en los oídos. Algunas aerolíneas ofrecen cunas para bebés (llamadas bassinet), especialmente en vuelos largos, pero es necesario reservarlas con anticipación.
El aeropuerto y el vuelo en sí pueden ser ruidosos y estresantes, por lo que es bueno llegar antes, tener en el equipaje de mano todas las cosas importantes (incluidos pañales, comida, ropa de repuesto) y no tener miedo de pedir ayuda al personal. Las azafatas suelen ser muy amables con los niños pequeños, desde la posibilidad de calentar la leche hasta cambiarse a un lugar más cómodo.
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Viajar al extranjero con un bebé
Viajar con un bebé al extranjero requiere una preparación más exhaustiva. El primer paso es obtener el documento de viaje: incluso un recién nacido necesita su propio pasaporte o tarjeta de identidad, si viaja por el espacio Schengen. Tenga en cuenta que su emisión puede tardar varios días o semanas.
Además, es necesario verificar si el destino final requiere vacunas o medidas especiales (por ejemplo, en el caso de países tropicales). Aunque la mayoría de los países europeos son seguros, los pediatras generalmente recomiendan esperar con las vacunas hasta que el niño tenga al menos tres meses de edad. La consulta con el pediatra es esencial en este sentido.
El seguro de salud es otro punto clave: el seguro de viaje común puede no cubrir la atención de un recién nacido, especialmente si se trata de problemas de salud preexistentes. Vale la pena contratar un seguro con cobertura ampliada y un servicio de asistencia las 24 horas.
Y, por supuesto, el embalaje. Además del equipo clásico (pañales, ropa, comida), considere un adaptador de enchufe, una cuna de viaje, o un portabebés o fular para llevar al bebé. En muchos destinos, se pueden comprar pañales y alimentos para bebés en el lugar, pero algunas marcas pueden no estar disponibles.
Lentitud como ventaja
Uno de los mayores errores es pensar que viajar con un bebé debe ser agitado o difícil. Al contrario, los niños naturalmente ralentizan el ritmo, y gracias a eso, muchos padres pueden disfrutar más del viaje. Un paseo por un pueblo italiano con un cochecito, desayuno en una granja francesa o un picnic junto a un lago en Austria, todo esto puede ser tan valioso como visitar un museo famoso o subir a la cima.
Además, los bebés son a menudo más adaptables de lo que pensamos. Mientras tengan suficiente comida, sueño y cercanía, suelen estar contentos casi en cualquier lugar. Por supuesto, hay excepciones, pero la experiencia de muchos padres confirma que con un poco de paciencia y planificación, se puede manejar casi cualquier viaje.
"Lo más importante es estar tranquilo. Los niños sienten cuando estás estresado," dice la pediatra MUDr. Jana Marková. "Y si algo no sale según lo planeado, no significa fracaso. Es solo parte de la paternidad."
Así que, ya sea que salgas por primera vez o por décima vez, recuerda que viajar con un niño no es un obstáculo, sino una oportunidad. Una oportunidad para conocer el mundo con una nueva perspectiva, reducir el ritmo y crear recuerdos que perduran.