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Cómo fortalecer el sistema inmunológico y prevenir la bronquitis sin fiebre

Cuando la bronquitis no viene con fiebre

La bronquitis, conocida científicamente como bronquitis, es una enfermedad común de las vías respiratorias que afecta tanto a adultos como a niños. Generalmente, la asociamos con tos, dolor en el pecho, mucosidad y fiebre alta. Pero, ¿qué pasa cuando no hay fiebre? La bronquitis sin fiebre (o sin temperatura) puede ser sutil, fácilmente pasada por alto, y sin embargo tan grave como su forma clásica. ¿Cómo reconocerla, cuándo estar alerta y qué tratamientos elegir, especialmente si se trata de niños pequeños?

Por qué la bronquitis sin fiebre puede ser engañosa

La fiebre es para muchos de nosotros la señal principal de que algo está sucediendo en el cuerpo. Es una reacción defensiva del organismo ante una infección, y cuando no aparece, tendemos a no tomar los síntomas tan en serio. Sin embargo, en el caso de la bronquitis, ya sea aguda o crónica, la ausencia de fiebre no significa ausencia de problemas.

La bronquitis sin fiebre surge más comúnmente de una infección viral. El cuerpo puede no responder al virus con fiebre, pero aún así ocurre una reacción inflamatoria en los bronquios. La mucosa se hincha, comienza a formarse moco y el paciente tose, a menudo de manera prolongada y agotadora. Esta condición puede persistir durante semanas y, sin el tratamiento adecuado, puede convertirse en crónica o llevar a complicaciones como la neumonía.

En algunas personas, especialmente en fumadores, ancianos o aquellos con inmunidad debilitada, puede ser el primer signo de bronquitis crónica. A menudo se subestima porque no presenta síntomas dramáticos. Sin embargo, la tos persistente sin fiebre, que empeora por la mañana o durante el esfuerzo físico, debería llamar la atención de cualquiera.

Bronquitis sin fiebre en niños

En los niños, el curso de la bronquitis puede ser significativamente diferente al de los adultos. La bronquitis sin fiebre en niños puede parecer un resfriado común. El niño tose, a veces está cansado, tiene mocos, pero la temperatura permanece normal. Los padres a menudo subestiman la enfermedad y esperan que "pase sola". Sin embargo, en los niños, el sistema respiratorio es más sensible y menos desarrollado, por lo que es importante reconocer incluso los síntomas sutiles a tiempo.

Los pediatras advierten que incluso la bronquitis leve sin fiebre puede llevar a dificultad para respirar, sibilancias o empeoramiento de problemas asmáticos en los niños. También en bebés y niños pequeños, los síntomas pueden diferir: en lugar de tos, puede ser evidente solo una respiración acelerada, inquietud o problemas para alimentarse.

Un ejemplo es Ana, de tres años, que comenzó a toser después de regresar del jardín de infancia. No tenía fiebre, pero la tos empeoraba, especialmente por la noche. Sus padres le daban té de hierbas y esperaban que pasara. Después de una semana, se añadieron sibilancias nocturnas y le costaba más respirar. En urgencias, los médicos diagnosticaron bronquitis. Incluso sin fiebre, era un proceso inflamatorio que requería tratamiento y reposo.

Cómo es el tratamiento de la bronquitis sin fiebre

Bronquitis sin fiebre: el tratamiento no difiere mucho del tratamiento de la bronquitis clásica. La diferencia crucial es que el paciente sin fiebre a menudo no da la importancia suficiente a sus síntomas. Y eso puede ser un error. El primer paso siempre es la hidratación: una cantidad adecuada de líquidos ayuda a diluir el moco y facilita su expulsión. Además, es importante humedecer el aire en la habitación, descansar y no sobrecargar el cuerpo ni física ni mentalmente.

La mayoría de las bronquitis agudas tienen un origen viral, por lo que los antibióticos no son apropiados. En su lugar, se recomienda un tratamiento natural o de apoyo. Jarabes de hierbas, tés de tomillo, plátano, tomillo o regaliz ayudan a calmar la tos y liberar las vías respiratorias. Para los niños, es bueno optar por jarabes adecuados para su edad y considerando que no contengan colorantes sintéticos y azúcar.

En pacientes con tos crónica, el médico puede recetar aerosoles broncodilatadores o inhalaciones con corticoides, que ayudan a liberar los bronquios. También pueden ayudar las inhalaciones de sales minerales o aceites esenciales, como eucalipto, pino o menta. Las inhalaciones se pueden realizar con un inhalador o de la manera tradicional sobre un cuenco caliente con una toalla sobre la cabeza, un método conocido por nuestras abuelas.


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En el caso de los niños pequeños, es necesario tener cuidado con la dosificación y la seguridad: algunos aceites esenciales no son adecuados para bebés y niños pequeños. Para los más pequeños, es mejor usar soluciones salinas para la nariz, humidificadores de aire o ungüentos herbales suaves para el pecho.

Cuando la tos no desaparece: tomarla en serio antes de que sea tarde

La tos persistente sin fiebre puede indicar no solo una bronquitis prolongada, sino también otros problemas como el asma, alergias o incluso reflujo. Si después de tres semanas de tratamiento en casa la tos no cede, es necesario visitar al médico. En los niños, es necesario ser aún más cauteloso: los problemas respiratorios pueden empeorar rápidamente.

Según la Sociedad Checa de Neumología y Ftiología, la tos crónica es una de las razones más comunes para visitar a médicos de atención primaria y especialistas en enfermedades pulmonares. Aunque no esté acompañada de fiebre, puede afectar significativamente la calidad de vida: interfiere con el sueño, causa fatiga y reduce el rendimiento. En los niños, la tos puede incluso ser el único síntoma de una enfermedad más grave, como la tos ferina.

En tales casos, se realizan exámenes como radiografías de tórax, cultivos de garganta, pruebas de PCR o espirometría. Si se descartan infecciones bacterianas u otras complicaciones, el médico recomendará un tratamiento de apoyo y un seguimiento del estado.

Cómo fortalecer la inmunidad y prevenir la bronquitis

La bronquitis, con fiebre o sin ella, es una señal de que nuestro cuerpo necesita desacelerar. La prevención es principalmente fortalecer la inmunidad, que comienza con hábitos diarios. Una dieta saludable rica en frutas frescas, verduras y alimentos fermentados (como el chucrut, kéfir o kimchi) ayuda a crear una línea de defensa en el cuerpo.


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Igualmente importante es la actividad física regular, pasar tiempo al aire libre, dormir bien y evitar el estrés. Durante las temporadas de infecciones respiratorias, puede ser adecuado apoyar al organismo con suplementos naturales: la vitamina C, D3, zinc, equinácea o espino amarillo son ayudantes probados.

Y si a pesar de todo cae enfermo, debemos darle al cuerpo tiempo para recuperarse, incluso si no tiene fiebre. Cada día que descansamos es una inversión en una recuperación más rápida.

Como dice el conocido proverbio: "La enfermedad no es un castigo, sino una advertencia". La bronquitis sin fiebre puede estar dándonos una oportunidad, advirtiéndonos de que algo no está bien, pero también dándonos espacio para actuar a tiempo.

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